jueves, 10 de abril de 2008

en un lugar de marruecos



Ahora, al frente, presente, tecleo y tecleo, solo se mueven, sólo mis solitarios dedos se mueven, sin mi orden.
La falsa ventana delante y todo detrás, marruecos detrás y yo detrás, recordando…

…Mientras el kifi salpica el verde, allí en la montaña, las cabras se fuman la hierba del aire y escucho el sonido del tambor a ritmo de viejos rezos que quiebran mezquitas. Y mis alientos se fugan aprovechando que la saliva roba el espacio de mis gritos.
¿Cómo se puede dejar de ser tan feliz? No quiero que forme parte de mí, añoro su eterno nunca, sólo aparecido en lacrimosas visiones.
¡ Bésame, madre!,¡ ahora! Sé que después de ensuciar las oraciones esconderás tu mano culpable en mi shilaba, ¡ocúltala en mis lácteos pechos!, donde nace mi yo.
Y el agua que se filtra en las venas de tu tierra se ramifica en mis tobillos, los siento raíces.
¡Como de gigante es este enano mundo!, puedo verlo desde mi roca, cuando la sombra lo transparenta en oscuro movimiento y la luz se pelea por los versos, quemándome el papel que un día le robaron. Y la vida llora tinta sobre su lápida, y su lápida reposa en mis piernas…eterna…mientras le clavo segundos en vena, mientras circula la sangre en el vidrioso plástico .Bic cristal bajo el sol bereber. Me pico al lado de mi alma, que descansa en paz.

Azul, paredes y cielos, todo azul. Azul como los niños que pitufean entre callejuelas, con coloridos padres patinando en babuchas. Yo observo mientras vuelo, porque las alfombras no necesitan gasolina, me lo dijo el hombre que fue mi amigo hasta el segundo después, cuando cambié de puerta y me abrí una casa.



no llores, ermitaño



La terraza donde vivo es perfecta, los higos y el pan decoran una cortina inventada, y un francés me regala calor…y a veces me quiere. Creo que es cosa de ermitaños: aman muy rápido, a veces te peinan, te preparan banquetes de hierbas y te ponen arcilla en las heridas… si, definitivamente, es cosa de ermitaños. Bajo un accidentado cielo que se auxilia en las estrellas porque la luna le da la espalda, celosa, me relata la historia ermitaña de sus tiempos de vivo. Hoy es medio muerto, dice que sólo sabe echarse de menos en su límite, a punto de perderse. No come muerte, se alimenta de hierbas sonrientes en su campo, hachís, opio y el pan e higos de la cortina inventada. Y ahora...también de mi.
Lo vi llorar al ermitaño, en mi último día en Chefchaouen, y me metí en el frasco de arcilla para que me comiese, porque así es más fácil curarlo, desde dentro….. Lloraba el ermitaño desde dentro y la arcilla absorbía su húmedo dolor. Quise arcillarle el corazón mientras inventaba la palabra….

Tantas naranjas para jugar y tantas abejas en mi té tantearon dudas. Rodaban zumbando sonidos de momentos para no olvidar..
La menta vive mejor en tu vaso,paraíso, ya lo creo que si. Me lo dijo el hachís que forra tu bolsillo, el que no para de insultar cuando lo queman. Pero sólo cuando lo queman……………………………………………………………………………………sólo cuando lo queman, como a la madre tierra y al ermitaño francés.

4 comentarios:

Bachatadharma dijo...

Dicen que llorar purifica,
lo desborda a uno el momento
y brota el auxilio
desde bien dentro.
En la risa y el llanto
me desnudo ante ti,
mi compañero.
Me alegro mucho por tu vivencia.
Echo tanto de menos el te, y el olor a África...
Cómo no sentir uno en Marruecos!!!

noema dijo...

"Cómo no sentir" es la lección más enseñada en el mundo. Pero hay lugares,como Marruecos, en los que pierdes la memoria.
y de nuevo, gracias a los tigres por compartir

MakurA dijo...

Me tienes un poco despistado, pero es normal, porque no te conozco de nada.

Estás en Marruecos pues? Era esta la aventura de la que hablabas?

Me gusta leerte. Porque escribes y sientes muy bonito =)

Cuídate!

noema dijo...

no, hombre, yo te hablaba de la India. Marruecos es un momento, la India es un sentimiento.
unha aperta