martes, 3 de junio de 2008

TESTIGO DE LA ROPA ABIERTA


Se acerca y le pide cambio de un trago de birra, se siente la más común de todas, si que nadie se percate de sus ganas zorras. Continúa con las peticiones.... saliva por el primer toque de batería, abandono, calle, escaleras, su mano, miradas, tres risas y no más, que crezcan las escaleras, que se coloquen los descansos......

La luz le mordisquea el pezón, se avigranan sus restos con humedad susurrante.
Dos pupilas crecientes fotografían sombras y parte de él, lo enfocan cristalizado de oscuridad, descendiendo por los muslos…tan afilado, degollador…
Los músculos segados abren paso a la tensión, los tendones amputados marcan el camino.............un segundo y la rigidez la compone
de nuevo.
Nunca ha sentido tanta fuerza dentro, tanta vida en un cuerpo ajeno, tanta sangre regando su vientre. Corre libre, al ritmo que su director le marca.



¡La hunde en el líquido, la empuja!,¡joder!...... puedo verlo. ¿nadie va a hacer nada?


Se deja caer en su descenso, arrastrándose al fondo. Se ahoga en ropa abierta, en pechos rotos que se empeñan en sacarla a flote. Hinchados. Rígidos. Rosas. Masticables.........pero nada… parece que no quiere dejar de hundirse.
Puede ver los colchones desde su charco, pero no siente tentaciones elevadoras, sólo quiere un frío contacto, brusquedad, crueldad....


Así debe sentirse el hierro antes de fundirse, necesito comprobarlo.