martes, 13 de mayo de 2008

soplidos de una tarde

¿y si el rayo de la luz que un día de estos intentará atacarme por la cabeza dejase de tener hijos?
Mi ojo cierra su agujero negro cuando se le atraganta el sol.
Las hojas de los árboles gritan locas cuando se les cuela el viento en la fila hacia la caída.
Y tu banqueta vacía, sobre la mesa, esperando un colchón de lejía donde regocijar su impureza.
Y los pinos tan sosegados mientras tanto, cuchicheando la lentitud del espacio.
¿Quién le ha subido el volumen a los pájaros?, no me dejan escuchar el viento y es la hora de las noticias.
Sóplame el polvo de la nuca, las pelusas que se esculpen a sí mismas en una eterna rueda de mierda.
Como continúes subiendo el volumen de los pájaros te mataré, ¿no ves que no me dejan sintonizar tus latidos cuando me vuelco en tu pecho donde desbordan los segundos intolerados por el día?
Tu sonrisa muerde el oxígeno de mi aire, y en un ahogo, tiro de los pelos al silencio.

1 comentario:

Matías dijo...

Pies Negros, la gente puede casarse porque quiere, o es una costumbre obsoleta que debemos despreciar? Alguna vez estuviste casada? Alguna vez creíste en algún dios?